LA BATALLA DE CHALCHUAPA

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El 12 de abril de 1885, el. Ejército publicó en Santa Ana en el "Boletín del Ejército" número 19 una, descripción de lo que fue la batalla de Chalchuapa, a continuación es una trascripción.Después de haberse concentrado a Chalchuapa las tropas salvadoreñas. que habían combatido en el Coco procediese a reorganizar los batallones para hacer la defensa de aquella ciudad. Por disposición del General en jefe, desde el día 30 el General de División Adán Mora había ido a Chalchuapa a hacerse cargo del mando del ejército situado en dicha población quedando de segundo el General Carlos Molina.La población de Chalchuapa esta situada en una superficie sinuosa que pudiera llamarse una meseta. Esta se halla al pie de una colina llamada del Calvario, que corre de Oriente a Occidente y se alza al Sur de Chalchuapa. Esa especie de meseta es la continuación de la planicie que arranca desde el pie de las lomas del portezuelo. Al norte, el terreno desciende suavemente hasta llegar al río Pampe. Chalchuapa se halla desde mucho antes de la época de la independencia guarnecida por altas y sólidas cercas de piedra, en donde en 1828 las fuerzas federales al mando del General Arzú, combatieron ventajosamente contra el ejército salvadoreño que obraba á las órdenes del General Merino.Anticipadamente había mandado al General en jefe del Ejército levantar trincheras en puntos convenientes y hecho situar considerable número de tropas para defender la línea fortificada que enlazaba aquella población con el Portezuelo, el antemural de Santa Ana, y con las plazas de Atiquizaya y de Ahuachapán. En esta línea estribaba en primer término la salvación de la República, pues aunque había otros puntos por donde el enemigo podía internarse al territorio, no eran a propósito para la conducción del tren de artillería, y además todos estaban cubiertos por tropas salvadoreñas situadas en lugares en donde podían resistir con ventajas a los atacantes de tropas superiores en número.Muy acertado fue, y los hechos lo han confirmado plenamente, la fortificación de la plaza de Chalchuapa, porque no convenía dejar aquella población tan abastecida en poder del enemigo; su posición importaba además nuestra fácil comunicación con las plazas de Atiquizaya y Ahuachapán, salvo que nos resignaremos a perder esas ventajas y hacer un trabajoso e incómodo rodeo por Apaneca para comunicarse con la línea fortificada fronteriza. Además de esto la ocupación de Chalchuapa por el enemigo era una amenaza contra la plaza de Atiquizaya y desde el principio de la campaña, aparte de toda otra consideración, el General en jefe había adoptado el plan de disputar al enemigo el suelo patrio palmo a palmo, combatiendo desde la línea fronteriza, para rechazar, como lo exigía la opinión, la conquista descubierta y llena que se había propuesto a todo trance llevar adelante el General Barrios. Ningún poder humano dijo al desenvainar la espada, es capaz de retraerme de llevar la guerra a Centro América. La cuestión era, pues de ser o no ser, y de aquí la solicitud asigua, la inteligencia y previsión del jefe del Salvador en las disposiciones dictadas para defender la independencia nacional.Los puntos atrincherados de mayor significación en Chalchuapa eran la "Casa Blanca", situada al Oriente y en el término de la población, los lugares situados al Norte como a tres cuadras de la plaza, en el camino que conduce al Pampe y un poco al Occidente de este camino, y el reducto de Occidente. La plaza no tenía solamente estas defensas, porque en la cima de la colina del Calvario había trincheras cubiertas de tropas, en donde se había situado un cañón Krup de á 7 y que podía considerarse como una segunda línea fortificada. Tomada Chalchuapa, el ejército salvadoreño hubiera podido situarse en aquella altura y batir al enemigo, haciendo así infructuoso la toma de la ciudad.Hallábanse defendiendo la población las fuerzas de los Generales Indalecio Miranda, Pedro Escalón, Felipe Barrientos, Manuel Montalvo, Doroteo Fúnes y Rafael Osorio. Al general Escalón estaba encomendado la defensa de la "Casa Blanca", formado todas las tropas, incluso las que se hallaban en la colina del Calvario, unos dos mil ochocientos hombres a los más, favorecidos por una pieza de artillería y mandadas por jefes dispuestos a morir antes que ver la humillación y la deshonra de la patria.Habiéndose internado el enemigo al territorio, derivó unas cuantas divisiones sobre los atrincheramientos de San Lorenzo, defendidos por el valiente General Monterrosa, y avanzó sobre Chalchuapa con el grueso del ejército, que ascendería a ocho mil hombres poco más o menos. Ocupase el día 31, en situar su artillería en puntos de donde pudiese dominar a Chalchuapa, y al efecto, abrió una trinchera sobre la loma de Tapichipéhuíl distancia cuatro mil metros de la plaza.El día l7 de abril parte del ejército llegó a la aldea de San Juan Chiquito.A las ocho de la mañana de ese mismo día el enemigo abrió sus fuegos de artillería y comenzó a lanzar granadas sobre la población incesantemente, sin que este ataque haya dado otro resultado que estropear las paredes y tejados de los edificios.En los momentos de romper el fuego, el General en jefe dijo lo siguiente por telégrafo a los jefes que defendían a Chalchuapa. En manos de ustedes están hoy el honor de la República, y el triunfo de la causa más grande que se ha sostenido en Centroamérica.No les recomiendo el valor porque sé muy bien que se asienta en todos ustedes hasta poder llegar al heroísmo. Lo que deseo es que haya mucha armonía y unión, que cada uno se mantenga firme en su puesto, que todos estén siempre listos para cumplir las órdenes del jefe y procuren mantener una severa disciplina en el ejército.Estén ustedes en el campo de la gloria y tienen que recoger muchos laureles para sí y para la patria". Estas elocuentes y proféticas palabras se realizaron al día siguiente. La pieza de artillería situada en la colina del Calvario contestó con buena puntería a los disparos del enemigo y por largo rato cruzáronse las balas sobre la población de colina a colina. El enemigo suspendió el fuego como a las 11 del día: notábanse que en su artillería tomaba posiciones en puntos más cercanos, veíanse además desfilar gran cantidad de tropas y todo presagiaban un próximo y formidable ataque. Los fuegos de artillería comenzaron nuevamente como a la una V media de la tarde, las granadas estallaban por todas partes y algunas horas después el valiente General Carlos Molina fue herido en la cara, quedando fuera del combate. Ocupó su puesto el General Miranda.En el cuartel general se tuvo noticias de que el enemigo intentaba cortar el camino carretero de Chalchuapa a Santa Ana y para evitar dispuso el General en jefe hacer salir quinientos hombres mandados por el Coronel Ignacio Marcial. Este jefe avanzo sobre la carretera sin encontrar obstáculo alguno y sítuóse con su tropa en el lugar llamado "Los Caulotes" frente al camino trasversal de Amulunga, por donde probablemente se presentaría el enemigo. A las ocho de la mañana del memorable 2 de Abril el enemigo rompió con el mayor tesón sus fuegos de artillería, al mismo tiempo que, formando con su infantería un gran semicírculo hacia el Norte de la población, abrió un terrible fuego de fusilería que fue contestado por los salvadoreños con igual brío.
El estruendo era grande' una humareda espesa cubría aquel campo de muerte, las balas sil. Iban por todas partes y las granadas estallaban con estrépito por doquier, pudiendo decirse que no había un punto donde poder estar al abrigo de sus terribles y destructores efectos y a los gritos de Viva El Salvador, Viva el Presidente de la República sucedían las descargas de fusilería llevando la muerte y terror a las filas enemigas.La cuestión, telegrafió el General en jefe a los defensores de la plaza, es de vida y muerte de una manera decisiva: en el valor y la lealtad de ustedes está la suerte de la República. Animo! que debemos triunfar, sosténganse cada cual en su puesto. Somos superiores por las armas y sobre todo por la justicia.Temió el enemigo que fuerzas salvadoreñas salieran a favorecer a los defensores de Chalchuapa, y para evitarlo hizo mover dos mil hombres al mando del General Camilo Alvarez sobre el camino carretero que conduce a Santa Ana. Alvarez desalojó de los "Caulotes', la pequeña fuerza del Coronel Marcial, dispersó a los pocos hombres que mandados por el General Jaime Avila fueron en protección de aquel jefe, y parapetóse en medio del camino, dispuesto a disputar el paso a los salvadoreños.Mientras el enemigo interceptaba así el camino carretero de Chalchuapa a Santa Ana, el ataque era empeñado con mayor fuerza sobre la "Casa Blanca", alrededor de la cual, y a una distancia de cuatrocientas varas tomó posiciones y emprendió un nutrido fuego de fusilería y artillería. Este ataque se empeñaba al mismo tiempo que el enemigo hacía llover balas y granadas sobre los atrincheramientos del Norte, fuego que los nuestros contestaban de la misma manera, animados por los valientes jefes y oficiales encargados de la defensa de la plaza. Su artillería era bien manejada, pero la nuestra no lo era menos, dirigida por el denodado e inteligente Capitán francés Alberto Touflet que desgraciadamente cayó herido el día primero, víctima de su generoso entusiasmo por ayudar al Salvador en la guerra a que fue provocado por el General Barrios. Los servicios prestados por Touflet merecen la eterna gratitud de la Patria. El funcionaba como oficial agregado al Ejército. El día dos la artillería era comandada por el teniente coronel Próspero Aguilar.En ese combate memorable y sangriento halló una muerte gloriosa el activo y valiente General Osorio, quien al exhalar el último aliento no pensó más que en la patria. Con su heroica y gloriosa muerte ha dejado un gran ejemplo que imitar.Cuando se notó que el enemigo trataba de apoderarse a todo trance de la Casa Blanca y que empeñado sobre ella lo mejor de sus tropas hacía un esfuerzo desesperado, el valiente y aguerrido Miranda a cuyo cargo estaba esa línea, hizo llevar hacia aquel punto un cañón revólver que con sus incesantes disparos comenzó a hacer sobre los enemigos un fuego mortífero. Poco después mandó el jefe de operaciones, atento siempre a todo, nuevas tropas en apoyo de ese punto, y una ametralladora fue también colocada a poca distancia de aquel lugar, sembrando la muerte y el terror entre las filas enemigas.Tuviéronse después informes de que el General Barrios, al notar que en sus tropas comenzaban a desalentarse Con vista de la tenaz defensa de la plaza y de las considerables bajas que las balas salvadoreñas causaban en su ejército, lanzo a su guardia de honor y dirigió personalmente el ataque sobre la "Casa Blanca", más el fuego era tan nutrido que una bala le hirió el pecho, quedando muerto en el acto. Tan palpable es que la causa de la guerra era la voluntad extraviada del Presidente de Guatemala, que muerto éste el enemigo comenzó a flaquear en toda la línea, la fuerza de Camilo Alvarez evacuó Ios Caulotes" dejando enteramente libre la carretera de Chalchuapa, muchos batallones se desbandaron, la retirada comenzó con mucho esfuerzo pudieron los jefes y Oficiales salvar las piezas de artillería. A las cuatro de la tarde el fuego había cesado por completo, y el enemigo había huido hacia la frontera: bien pronto el jefe de operaciones mandó explorar el campo en donde se encontraron considerables pertrechos de guerra y contempláronse con horror más de mil quinientos cadáveres que yacían en aquel campo. Honor y gloria al General en jefe del ejército que supo hacer morder el polvo al criminal que intentó en mala hora sojuzgar y dar la ley a la República. El vencedor del General Barrios ha sido además el libertador de América del Centro y ojalá sea él quien ponga fin a la tiranía en la patria de Morazán y el iniciador de una política de paz y de verdadera libertad legal en estas comarcas tan perseguidas por el espíritu de caudillaje y por los gobiernos personales y arbitrarios.Esta victoria nos cuesta la sangre de muchos valientes entre quienes merece contarse en primera línea el Brigadier Osorio; murieron también el Teniente Coronel Braulio Aragón, los Capitanes Joaquin Leiva, Carlos Barraza y Alberto Toullet y otros muchos que ofrecieron generosamente sus vidas en servicio de la causa santa de la libertad de la patria, a quienes ésta debe conservar siempre un recuerdo de gratitud.Con la muerte de Leiva, ha perdido la patria un oficial valiente e instruido y un abnegado ciudadano. Por nuestra parte en la clase de tropas no tuvimos más que cincuenta muertos y como ciento cincuenta heridos. Como se vé existe gran desproporción con las bajas sufridas por el ejército enemigo, porque los guatemaltecos fueron obligados a batirse en campo raso sin que durante el combate hayan logrado la más insignificante ventaja.Estas son las pruebas dolorosas por que tiene que pasar un pueblo tiranizado que ha venido a derramar su sangre por el simple capricho de un hombre que, creyéndose superior a todos, aún a la justicia divina, quiso extender con el pretexto de nacionalidad, su dominación oprobiosa sobre todo Centro América. Por lo que a nosotros toca, consta a todos que el Presidente de la República tan inclinado a la paz y a las medidas de conciliación, hizo cuanto le fue posible por evitar el derramamiento de sangre centroamericana, pero Barrios estaba resuelto, como él mismo lo dijo a entenderse a balazos con los separatistas, y los traidores entendiéndose por tales los que rechazaban su tiránica dominación; y acostumbrado a llevar adelante sus caprichos, desoyó hasta la intervención amistosa del Cuerpo Diplomático y vino a pagar con la muerte la enorme falta que habla cometido.¡Gloria bien merecida al Salvador que luchó solo por las libertades públicas de Centro América! ¡Monumento de eterna memoria a los héroes que sucumbieron en servicio de la mejor de las causas y paz a los muertos!, que de las cenizas de las víctimas brote el árbol fecundo de la paz y que el último día en la vida del que fue justo Rufino Barrios sea también el último de la tiranía para no reaparecer jamás en el suelo de nuestros mayores.

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